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AGENTES FORESTALES

La AAPNA es la asociación profesional de los AGENTES FORESTALES del Gobierno de Aragón

LEY 10/2006, de 28 de abril, por la que se modifica la Ley 43/2003, de 21 de noviembre, de Montes.

q) AGENTE FORESTAL: Funcionario que ostenta la condición de Agente de la autoridad perteneciente a las Administraciones Públicas que, de acuerdo con su propia normativa y con independencia de la denominación corporativa específica, tiene encomendadas, entre otras funciones, las de policía y custodia de los bienes jurídicos de naturaleza forestal y la de policía judicial en sentido genérico tal como establece el apartado 6º del artículo 283 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal

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lunes, 6 de julio de 2015

El incendio de Luna, el peor en 21 años, ya ha arrasado 13.500 hectáreas y continúa ardiendo



La mitad de la superficie quemada es forestal y los vecinos de Orés y Asín siguen desalojados
Las condiciones han mejorado y los técnicos esperan estabilizar el fuego durante el día de hoy

LUNA. El devastador incendio declarado el sábado por la tarde en el término municipal de Luna, en las Cinco Villas, ha arrasado ya 13.500 hectáreas, lo que lo convierte en el mayor fuego forestal que ha sufrido Aragón en las dos últimas décadas –desde que en 1994 ardieron más de 18.000 hectáreas en el Maestrazgo turolense–. La catástrofe es incluso mayor que la que se desató aquel mismo año en Sos del Rey Católico, y además la extensión afectada todavía puede crecer. Al cierre de esta edición, el monte se seguía quemando.
No obstante, los técnicos responsables del operativo de extinción eran más optimistas que el día anterior y confiaban en poder estabilizar el fuego –detener su avance–a lo largo de la jornada de hoy. Si se alcanza ese objetivo, continuará habiendo focos activos pero no se extenderán a zonas que hasta ahora se han salvado de las llamas.
Según las primeras estimaciones del Gobierno de Aragón, en torno a la mitad de la superficie que ha ardido son bosque y el resto, campos agrícolas.
En cuanto a las cinco poblaciones evacuadas, los vecinos deBiota, Malpica de Arba y Farasdués pudieron volver a sus casas a lo largo de la mañana de ayer. En cambio, los habitantes de Asín y Orés siguen desalojados a la espera de que pueda descartarse cualquier peligro.
El incendio comenzó hacia las 16.30 del sábado en el paraje conocido como El Gallizo de Luna, y todo apunta a que fue provocado por una chispa de una cosechadora.
Una vez desatado, el fuerte viento –que se calcula que localmente superó los 50 km/h–, el calor extremo, la baja humedad relativa y la sequedad del combustible vegetal provocaron que las llamas se propagaran a una enorme velocidad en la dirección del bochorno –hacia el noroeste–. A última hora del día, los técnicos temían que ya se hubiesen quemado cerca de 3.000 hectáreas, y parece que incluso se quedaron cortos.
La clave: el viento amainó Durante la noche del sábado al domingo los medios terrestres no pudieron trabajar por la virulencia del fuego. Además, se esperaba que con el amanecer las condiciones meteorológicas siguieran siendo tan adversas como las del día anterior. Sin embargo, finalmente ayer el viento sopló con bastante menos fuerza de la prevista, lo que además de ralentizar el avance de las llamas facilitó el trabajo de los medios aéreos –desde primera hora hubo 26 aeronaves luchando contra el fuego–. A esta circunstancia se añadió que el frente y el flanco izquierdo del fuego fueron debilitándose al llegar a zonas agrícolas con escasa masa forestal, lo que permitió concentrar los esfuerzos en el flanco derecho. El incendio pudo ser frenado al norte de Malpica de Arba. No obstante, y como suele ser habitual en este tipo de catástrofes, la presencia de un gran frente fue sustituida por una multitud de focos que, aunque eran de menor magnitud que los del sábado,
complicaron mucho las tareas de extinción: fueron surgiendo de manera imprevista y dispersa
conforme el calor fue reavivando las zonas que se habían apagado por la noche.
A última hora de la tarde, los técnicos del Departamento de Agricultura y Medio Ambiente
reconocían que las perspectivas sobre la evolución del incendio eran «buenas», ya que además de
no haber focos especialmente activos se esperaba un cambio en la dirección del viento que empujase
las llamas hacia las zonas que ya se han quemado. En cualquier caso, se iba a seguir trabajando a
destajo –esta vez los medios terrestres sí podían intervenir durante la noche– y se iban a extremar
las precauciones, ya que, al sustituir al bochorno, el cierzo podía generar complicaciones en
algunas zonas.
Por ahora, el fuego ha afectado a seis términos municipales: los de Luna, Orés, Asín, Luesia, Ejea,
Biota y Uncastillo.

I. ARISTU


Héroes por tierra y aire

Los medios aéreos son esenciales para frenar los grandes incendios, pero sin las cuadrillas terrestres sería imposible apagar del todo el fuego

Oficialmente, ayer amaneció a las 6.34. Apenas una hora después, se puso en marcha el fuerte despliegue de helicópteros e hidroaviones con el que los responsables del operativo de extinción confiaban en poder detener el avance del incendio después de una noche en la que poco se había podido hacer. Durante toda la jornada, hasta que volvió a ponerse el sol, 26 aeronaves del Gobierno de Aragón, el Ministerio de Medio Ambiente y otras comunidades autónomas hicieron cientos de viajes por los cielos cincovilleses realizando trabajos de coordinación, transporte de brigadistas y, sobre todo, acarreo de agua.
En cada trayecto, los helicópteros suelen echar 1.500 litros y los hidroaviones, hasta 5.300. Por eso solo con ellos se puede intentar sofocar las grandes llamaradas.
«Cuando el fuego avanza con mucha fuerza ni podemos ni debemos acercarnos. Nosotros actuamos cuando los medios aéreos lo han debilitado para intentar rematarlo », explicó el agente de protección de la naturaleza (APN) que ayer mandaba la helitransportada de Peñalba, una de las 21 cuadrillas que están actuando desde tierra.
Los brigadistas del Gobierno de Aragón y de las tres BRIF que envió el Ministerio pelearon sin descanso contra las llamas soportando temperaturas muy superiores a los 40 grados –a la ola de calor se sumó el efecto de las llamas– con el equipo a cuestas y muchas veces subiendo por laderas escarpadas. «En un fuego así podemos llegar a perder cinco kilos... y eso que bebemos 12 o 14 litros de agua fácil», destacó el APN de la helitransportada de Ejea, la primera que llegó a la zona tras el aviso del
incendio. «Tardamos apenas un cuarto de ahora, lo que nos costó equiparnos y llegar en el  helicóptero, pero cuando llegamos al campo agrícola ya no se podía hacer nada, el fuego se había salido y estaba fuera de control», relató.
Otra de las cuadrillas helitransportadas, la de Brea de Aragón,aterrizó en las Cinco Villas hacia las 17.15 del sábado. Tras siete horas de lucha sin pausa, a medianoche se retiró a descansar a Luesia.
«Hemos dormido en una casa rural porque la gente se ha portado de maravilla, pero lo normal es que durmamos en el monte», explicó uno de sus brigadistas. Ayer a las 9.00, este grupo estaba otra vez en pie protegiendo el casco urbano de Orés, y a media mañana fue transportado en helicóptero hasta la zona del pico El Fragal, donde le encomendaron ayudar a apagar un foco que se había reavivado. «Por ahora no podemos acercarnos al fuego porque ha cogido mucha fuerza, a ver si más
tarde podemos atacarlo por detrás », comentaban.
En esa misma zona, los brigadistas de Brea se encontraron con una cuadrilla de la Generalitat valenciana llegada desde Castellón y también con los de Peñalba, que habían subido desde Orés monte a través apagando pequeños focos de fuego. «Al final hemos tenido que correr porque un nuevo frente se nos ha acercado con mucha fuerza... en los incendios hay que tener ojos en la nuca», contaron.
En lo alto de El Fragal, durante un pequeño descanso y con los bocadillos que les acercaron los voluntarios de Protección Civil, los miembros de estas tres cuadrillas explicaron lo que se siente durante un gran incendio forestal:
«rabia» y «mucha impotencia». Además, criticaron que el Gobierno de Aragón no haga más labores de prevención en invierno. «Es una vergüenza que las cuadrillas terrestres estén haciendo clareos en verano», denunciaron.

I. ARISTU

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